Se acabo el verano y ya estamos en la dinámica normal de trabajos,colegios... y el típico ritmo trepidante del día a día donde apenas queda tiempo para uno mismo.
No es momento de quejarse, porque hoy, los que tenemos trabajo somos unos privilegiados en un país que se tambalea en medio de una crisis económica de la que ya no escapa nadie. El rescate es cuestión de tiempo y los recortes no son suficientes para relanzar nuestra economía. Solo el tiempo dirá si los recortes para rebajar el déficit eran los adecuados, pero lo que sí tengo claro es que en algún momento necesitaremos de medidas de empuje, de creación de empleo y riqueza porque hasta ahora las medidas (ni una de ellas) no mejoraran la situación. Veremos hasta donde tienen que caer las cosas para coger impulso para arriba. Lo que no tengo claro es cual puede o va a ser el carro que tire de este país como antes lo hacía la construcción.
Y mientras, aunque todos somos más pobres porque todo ha subido, somos afortunados porque no nos ha bajado (todavía) el sueldo y disponemos de empleo para pagar las cada vez más altas facturas de todo.
Espero que todos mis amigos a los que recortaron el sueldo, indemnizaron por despido, puedan recuperar la normalidad.
Mientras se acerca el otoño, os dejo una fotito del verano de lo único que crece y cada día está mejor, sin recortes, mis tesoros...